lunes, 6 de diciembre de 2010

3 timbrazos

3 timbrazos en la madrugada me sobresaltaron y el sueño del horizonte se desplomó en un sombrío despertar. ¿Quién a estas horas y con tanta urgencia acude a mi puerta? ¿La noche violada por un sistema eléctrico de malos presagios? ¿Julieta, habrás sido mamá? ¿Algún desesperado buscando humo que fumar? ¿Un reencarnado? ¿Acaso la mismísima? Salí de la cama atravesé el pasillo tropezando con algunas macetas y cuando quise girar la llave para manipulear el picaporte una voz pastosa me dijo claramente “No abras” y no abrí. Acerqué mi oreja izquierda a la madera recién pintada y pude escuchar una leve respiración retroceder en el silencio frutal de la calle Hamburgo en Parque Chás. Volví a la cama, tranquilicé a los gatos y sin cerrar los ojos me dispuse a dormir.

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